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jueves, 14 de abril de 2011

El Cristianismo y la Mitología Griega





Cristianismo y Mitología Griega


Nota: Existen algunas doctrinas y creencias del Cristianismo que fueron sacadas de la mitología griega o Romana y es importante analizarlas.

De acuerdo a la Mitología Griega Zeus gobernaba la tierra y el cielo mientras su hermano, Poseidón, goberbaba los mares. El tercer y poderoso hermano era Hades, rey del mundo inferior. Sin embargo, este lugar oscuro y terreible no era un mal reino para gobernar. Hades poseía las almas de los muertos y todo el oro, plata y demás riquezas que estuvieran bajo la superficie de la tierra. Por eso los griegos le llamaban a veces “Plutón”, que quiere decir “El rico”

Hades era un recluso rico que no solía abandonar su reino. Quizás estuviera demasiado atareado con el suministro incesante de almas que entraban en el submundo.

Hades y su esposa Perséfone gobernaban el submundo. Hades abandonaba raramente su reino de la oscuridad para visitar el Monte Olimpo, donde no solían invitarle. Perséfone era hija de la diosa Deméter. Cuentan los mitos que Perséfone pasaba tres estaciones del año con su madre. Durante la cuarta estación, cuando regresaba al Hades, su madre mostraba tristeza haciendo que los campos de Grecia no dieran cosechas.

La Mitología y la muerte – el más allá.

Los griegos creían que el alma de los muertos iba a un reino que estaba bajo la superficie de la tierra. A ese lugar le daban el nombre de Hades. Cerbero, un perro de tres cabezas, defendía las puertas del Hades. Dejaba entrar a todas las almas, pero no dejaba salir a ninguna. Una vez dentro, un alma podía encontrarse en un lugar de dicha o en el tormento. Sólo tenían posibilidad de gozar del lugar de dicha (Paraíso) quienes habían llevado una buena vida y tenían familiares que le habían proporcionado un funeral apropiado.

Cuando las almas nuevas llegaban al submundo eran juzgadas y enviadas por uno de tres caminos. El primero conducía a los Campos Asfodelos, un lugar sombrío y carente de alegría. Lo ocupaban las almas de aquellos que no habían sido muy buenos ni muy malos. El segundo llevaba hasta el campo de castigo, donde las almas perversas sufrían tormentos terribles. Sólo las almas más puras podían seguir el tercer camino, que conducía a los Campos Elíseos, una tierra en la que constantemente era de día y los juegos, la música y la ensoñación nunca terminaban..

No les parece Similar a:

El purgatorio
El infierno
El paraíso

Continuaremos...

Domingo Antonio Montecinos Inzunza (DAMI)



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